La Cromi

Si tengo lápiz y papel escribo esto acá y no en otro lugar. Aunque la niña del lado me mire raro.

Mi hermano me pega con su codo en mi boca diciéndome: "nunca más me digas imbécil" y yo le respondí: "pero si eres imbécil, la plata la contamos entre los dos y no te acuerdas" ataca de nuevo con su codo, pero lo esquivo y la abuelita sentada lo mira mal. Debajo de la micro, en la calle veo por quinta vez a ese joven igual a Felipe Avello. O tal vez era él, pero no tenía barba y se ve mucho más joven. Lo he visto en el metro, en el centro... rara cosa. Tal vez en un ángel que me cuida y por eso me lo encuentro no sé, no sé. Se sube una abuelita y se guarda el boleto en el sostén. Luego se pone al lado mío, se pasa la mano por la frente cansada, para darme pena supongo. Pero no, yo también soy persona que pague mi pasaje, que estoy cansada porque he caminado tanto o más que ella. Quién sabe. Luego una persona de atrás le da su asiento. Y la abuelita dice: gracias, de verdad muchas gracias... Ya escuche!. Así es la micro a esta hora y con música bacilona. La gente que va al lado tuyo cabecea, dormita, duerme cansada del día, de la rutina. Hay luces fosforescentes prendidas, hay un cobrador humano porque el automático no resulto, osea, si no les resulto eso como será con Transantiago. Pulse "T". Yaaaaaaaa. Si ya no funciona tu maquinita.